Buenas tardes a todos. Sean bienvenidos, amigos de la ACANU, y gracias por su interés constante en la labor de la Organización Mundial de la Salud.
En 1998 se publicó en The Lancet un estudio que afirmaba haber hallado una relación entre las vacunas y los trastornos del espectro autista. Con posterioridad se demostró que dicho estudio era fraudulento, por lo que fue retirado. Sin embargo, el daño ya estaba hecho y esa idea persiste hasta la actualidad.
La OMS publica hoy un nuevo análisis del Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas. En él se concluye, a partir de las pruebas disponibles, que no existe relación causal entre las vacunas y el autismo.
El Comité examinó 31 estudios realizados en distintos países a lo largo de un 15 años. Estos trabajos se centraron tanto en las vacunas que contienen tiomersal y adyuvantes de aluminio como en la posible asociación entre las vacunas y el autismo en términos generales.
La conclusión del Comité es clara: las pruebas disponibles no muestran ninguna relación entre las vacunas y el autismo, incluidas las vacunas que contienen aluminio o tiomersal.
Esta es la cuarta revisión de este tipo, tras las evaluaciones similares realizadas en 2002, 2004 y 2012. Todas llegaron a la misma conclusión: las vacunas no causan autismo. Lo que sí hacen es permitir que los niños lleguen a la edad adulta.
En los últimos 25 años, la mortalidad de los menores de cinco años se ha reducido en más de la mitad, al pasar de 11 millones anuales a 4,8 millones. Las vacunas han sido el principal factor que ha hecho posible este avance.
Las vacunas constituyen una de las invenciones más poderosas y transformadoras de la historia de la humanidad.
Salvan vidas frente a unas 30 enfermedades distintas, entre ellas el sarampión, el cáncer de cuello uterino y el paludismo.
Como cualquier otro medicamento, pueden provocar efectos secundarios, que la OMS vigila de forma continua. No obstante, se ha demostrado que no causan autismo.
Las vacunas son fundamentales no solo para proteger a los niños, sino también para proteger a los adultos frente a enfermedades como la COVID-19 y la gripe.
En estos momentos, el hemisferio norte atraviesa su temporada anual de gripe.
Si bien el nivel de actividad gripal a escala mundial se mantiene dentro de los valores habituales, la OMS ha observado desde agosto de este año la aparición y el rápido aumento de la circulación del subclado K del virus gripal A(H3N2).
Los datos disponibles no indican que este subclado cause síntomas más graves, pero se trata de una evolución significativa de este virus.
La vacunación continúa siendo una defensa fundamental, especialmente para las personas con alto riesgo de sufrir complicaciones por gripe y para quienes las atienden.
Lo mismo ocurre con la COVID-19. Aunque el impacto mundial de esta enfermedad se ha reducido desde el punto álgido de la pandemia, el virus SARS-CoV-2 sigue propagándose, causa síntomas graves y muertes en los grupos de alto riesgo y da lugar a la COVID-19 prolongada, una afección de evolución más larga que aparece tras la infección y que afecta a cerca del 6 % de las personas infectadas.
El SARS-CoV-2 continúa evolucionando. La semana pasada, la OMS anunció que su variante BA.3.2 se encuentra bajo vigilancia y publicó una nueva evaluación de riesgos.
Esa misma semana, la OMS dio a conocer un nuevo plan estratégico sobre las amenazas que plantean las enfermedades causadas por coronavirus, entre ellas la COVID-19, el MERS y posibles nuevas enfermedades debidas a estos patógenos.
Se trata del primer plan unificado frente a las amenazas asociadas a las enfermedades por coronavirus y marca un punto de inflexión en la transición desde la respuesta de emergencia a la COVID-19 hacia una gestión sostenida, integrada y a largo plazo.
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La inmunización es uno de los servicios de salud esenciales que todos los países deben integrar en su camino hacia la cobertura universal de salud. Sin embargo, en los últimos años los avances en este ámbito se han estancado.
El pasado sábado, la OMS y el Banco Mundial presentaron la edición más reciente del informe mundial de seguimiento de la cobertura universal de salud, que ofrece una visión de conjunto de los avances realizados para alcanzar dicha cobertura.
El informe muestra que, desde el año 2000, se han logrado progresos notables: tanto el acceso a los servicios de salud como la protección económica frente a los gastos directos en atención de salud han aumentado en torno a un tercio.
No obstante, los datos más recientes indican que 4600 millones de personas siguen sin disponer de servicios de salud esenciales y que 2100 millones —más de una de cada cuatro personas en el mundo— afrontan dificultades económicas por tener que pagar de su bolsillo por la atención de salud.
Mañana se conmemora el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal. En este contexto, la OMS colabora con numerosos países de todo el mundo para ampliar el acceso a los servicios de salud y reducir las dificultades económicas asociadas a los gastos directos en atención de salud.
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Como saben, 2025 ha sido un año de logros importantes, pero también de grandes retos, tanto para la OMS como para la salud mundial en su conjunto.
El hito más destacado del año fue la adopción, por la Asamblea Mundial de la Salud, del Acuerdo de la OMS sobre Pandemias, un paso decisivo que contribuirá a que el mundo esté mejor preparado y más protegido frente a futuras pandemias.
En la actualidad, los Estados Miembros están negociando un anexo de este acuerdo que hace referencia al Sistema de Acceso y Participación en los Beneficios con respecto a los Patógenos (Sistema PABS). El objetivo es facilitar la detección rápida y el intercambio de patógenos con potencial pandémico, así como garantizar un acceso equitativo y oportuno a las vacunas, los tratamientos y los medios de diagnóstico.
Confiamos en que las negociaciones concluyan a tiempo para que la Asamblea Mundial de la Salud adopte este anexo el próximo año, lo que permitiría abrir el Acuerdo sobre Pandemias a la firma y, posteriormente, su entrada en vigor como instrumento de derecho internacional.
Por otra parte, en 2025 entraron en vigor las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional, que refuerzan varias dimensiones de la seguridad sanitaria mundial.
Este año también se ha confirmado la eliminación de varias enfermedades en distintos países. Con el apoyo de la OMS, Maldivas se convirtió en el primer país en lograr la triple eliminación de la transmisión maternoinfantil del VIH, la sífilis y la hepatitis B.
Asimismo, Burundi, Egipto, Fiyi, Mauritania, Papua Nueva Guinea y Senegal eliminaron el tracoma; Guinea y Kenya eliminaron la enfermedad del sueño, y Níger se convirtió en el primer país africano en eliminar la oncocercosis.
Además, la OMS certificó a Georgia, Suriname y Timor-Leste como países sin paludismo, y siete nuevos países introdujeron vacunas contra esta enfermedad aprobadas por la Organización, lo que eleva a 24 el número total de países que ya las utilizan.
En relación con el VIH, la OMS precalificó el lenacapavir inyectable y publicó directrices sobre su uso, con el objetivo de impulsar la adopción de esta nueva herramienta para prevenir la infección por este virus, lo que podría modificar de forma sustancial la evolución de la epidemia que causa.
En el ámbito de las enfermedades no transmisibles y la salud mental, los Estados Miembros aprobaron en la Asamblea General de las Naciones Unidas una ambiciosa declaración política que establece metas concretas para los próximos cinco años. Esperamos que la Asamblea General la adopte oficialmente la próxima semana.
Asimismo, en este mes hemos publicado nuevas directrices sobre el uso de análogos del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) para tratar la obesidad.
En lo que respecta a la respuesta a las emergencias, la OMS ha trabajado incansablemente a lo largo del año y en todo el mundo.
En total, ha intervenido en 48 emergencias en 79 países y se ha prestado servicios de salud esenciales a más de 30 millones de personas.
El Fondo de Contingencias relacionadas con Emergencias de nuestra Organización desembolsó USD 29 millones para responder con rapidez a 24 emergencias en 30 países.
Se brindó apoyo a Uganda y a la República Democrática del Congo para contener brotes de ébola; a Senegal y Mauritania para frenar brotes de fiebre del Valle del Rift; a Rwanda para detener un brote de infección por el virus de Marburgo y, en la actualidad, se sigue prestando apoyo a Etiopía en la respuesta al brote de esta misma enfermedad.
En 2025 se ha enviado una cifra sin precedentes de vacunas: 56 millones de dosis contra el cólera para responder a brotes en 14 países;
Se ha declarado el fin de la viruela símica (mpox) como emergencia de salud pública de importancia internacional, y
Se ha prestado apoyo vital para salvar vidas en varias emergencias humanitarias.
En Gaza, durante los últimos dos años, se han entregado más de 2500 toneladas de suministros médicos y 18 millones de litros de combustible a hospitales, ambulancias y asociados del sector de la salud. Asimismo, se brindó apoyo para llevar a cabo más de 10 600 evacuaciones médicas hacia 30 países.
En el Sudán, se han distribuido casi 3000 toneladas de suministros médicos desde el inicio del conflicto en 2023, se ha respondido a brotes de cólera, dengue y paludismo y se está prestando apoyo directo a decenas de hospitales, centros de atención primaria, consultorios itinerantes y centros de nutrición.
En Ucrania, se desplegaron 17 equipos itinerantes que ofrecieron más de 18 500 consultas de salud en más de 140 puntos. Además, se apoyó la evacuación médica de más de 6200 pacientes y se impartió formación en salud mental a más de 150 000 trabajadores de la salud.
Uno de los muchos problemas a los que nos enfrentamos en Gaza, el Sudán, Ucrania y otros lugares es el número alarmantemente elevado de ataques contra la atención de salud.
En lo que va de año, la OMS ha confirmado 1272 ataques en 18 países y territorios, que han causado cerca de 2000 víctimas mortales y más de 1100 heridos.
Ayer mismo se produjo un ataque a un establecimiento de salud en Myanmar, con un saldo de 33 personas fallecidas y 20 heridas.
Los ataques contra la atención de salud constituyen violaciones del derecho internacional y, sin embargo, rara vez conllevan la exigencia de responsabilidades.
La OMS hace un llamado a todos los ejércitos, en todos los países, para que protejan la atención de salud, de conformidad con las obligaciones que les impone el derecho internacional.
Como saben, 2025 también ha sido un año de enormes dificultades para la salud mundial y para la OMS. Los profundos recortes en la asistencia para el desarrollo han provocado graves interrupciones en la prestación de servicios de atención de salud en numerosos países. Según las primeras estimaciones, la mortalidad infantil podría aumentar por primera vez en lo que va de siglo.
La OMS ha estado apoyando a los países para mantener operativos sus servicios, reducir la dependencia de la ayuda externa y avanzar hacia una autosuficiencia sostenible basada en los recursos nacionales.
A corto plazo, la Organización está ayudando a los países a preparar conjuntos asequibles de prestaciones esenciales de salud;
Implantar o aumentar impuestos sobre el tabaco, el consumo de alcohol y las bebidas azucaradas, y
Ampliar la producción nacional, la compra mancomunada y otras iniciativas similares.
A más largo plazo, los países pueden reforzar los mecanismos de distribución del riesgo para mejorar la protección financiera, entre ellos los sistemas de seguro de salud financiados con fondos públicos.
Como saben, la propia OMS también se ha visto afectada por los recortes de la financiación.
Tras el anuncio de los Estados Unidos de América de su intención de retirarse de nuestra Organización y la reducción de la financiación procedente de otros países, nos enfrentamos a un déficit salarial de aproximadamente USD 500 millones para los próximos dos años.
Ante este panorama, no nos limitamos a apretarnos el cinturón, sino que emprendimos un amplio proceso de establecimiento de prioridades y reajuste que prácticamente hemos concluido.
Lamentablemente, no tuvimos más opción que reducir de forma considerable nuestra plantilla en todo el mundo.
Esta crisis no es nueva, sino el resultado de una tendencia prolongada. Desde la década de 1980, la OMS ha pasado a depender cada vez más de contribuciones voluntarias y con fines específicos procedentes de un número reducido de donantes.
En el marco de la transformación de nuestra Organización impulsada durante los últimos ocho años, se han adoptado diversas medidas para aliviar esta dependencia.
En 2022 se alcanzó un hito fundamental: los Estados Miembros aprobaron la propuesta de aumentar progresivamente las contribuciones señaladas hasta alcanzar el 50 % del presupuesto básico de la Organización, frente al 14 % existente entonces.
Se trata de un avance de enorme relevancia histórica, ya que el mayor aumento registrado anteriormente en la OMS había sido de apenas el 3 %.
El primer incremento se aprobó en 2023; el segundo, en la Asamblea Mundial de la Salud del presente año, y está previsto aprobar otros tres en mayo de 2027, 2029 y 2031.
Si se completa este proceso, daremos un paso decisivo hacia la estabilidad, la sostenibilidad y la independencia a largo plazo de la OMS, y contribuiremos a evitar perturbaciones como las que afrontamos en la actualidad.
Para todos nosotros, ha sido extremadamente difícil despedirnos de tantos compañeros talentosos y entregados a su labor.
Pero el mundo sigue necesitando a la OMS, y mantenemos firme nuestro compromiso con la aspiración de las naciones que fundaron esta Organización en 1948: ofrecer el grado máximo de salud no como un privilegio de unos pocos, sino como un derecho de todas las personas.
Gracias, una vez más, por su interés en la labor de la OMS.
Fadéla, te devuelvo la palabra.